Bodegas y Viñedos del Conde de San Cristóbal, ubicada en Peñafiel, se abastece de 45 hectáreas de viñedo propio y 35 en aparcería en las que se cultivan tempranillo. En las nuevas instalaciones, dirigidas por el enólogo Jorge Peique, se ha optado por el roble francés, americano y ruso para las crianzas. Esta primera elaboración que acaba de salir al mercado es un ensamblaje de un 80% de tinto fino (tempranillo de la Ribera), merlot (10%) y cabernet sauvignon (10%), uvas que se han vinificado y envejecido por separado durante 12 meses.
A la hora de la cata, el vino necesita oxigenación. Se va abriendo en la copa, adquiriendo matices, porque inicialmente la nariz aparece poco intensa y expresiva. En boca es amable, equilibrado, fino, frutal, con una madera bien integrada, al igual que el alcohol, a pesar de su notable graduación. El final, no muy largo, pero elegante.